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Fake News: una vieja práctica en el nuevo contexto digital

Las noticias falsas, conocidas como Fake News en inglés, comprenden aquellos artículos creados con una finalidad diferente a la de informar. Conllevan al lector a creer los hechos descriptos, causados por su alto grado de impacto, desencadenando que el material sea rápidamente compartido o difundido y, así, alcanzar las diversas metas buscadas.

En la actualidad vivimos en un mundo altamente digitalizado y varios aspectos de nuestra vida están ligados a estas nuevas prácticas ya sea cuando decidimos informarnos, en el trabajo, al comunicarnos o cuando buscamos entretenimiento. Esta modalidad, sin dudas, ha transformado el entorno general de lo cotidiano y logró la adaptación, en mayor o menor medida, de las actividades de la sociedad.

En este contexto, podemos analizar un fenómeno que se produce a nivel mundial desde tiempos remotos pero que en la actualidad posee una cara completamente diferente. Estamos hablando de las Fake News que abarcan un tipo de “noticias” creadas en base a hechos falsos y que son formuladas intencionalmente como verdaderos. Lo que le ha proporcionado un giro formidable -en comparación con sus primeros usos- es la velocidad que hoy adquiere la difusión de contenidos a partir de la intensa densificación de los flujos de información.

A través de las diferentes plataformas que existen, entre ellas las redes sociales, las Fake News se difunden con mucha facilidad y está comprobado que pueden replicarse a una velocidad mucho más elevada que las noticias reales. Una de las causas que favorece su viralización es el tener títulos sumamente llamativos con frases atractivas o de alto impacto y, la influencia que genera la verosimilitud del contenido ya sea por hacer referencia a personajes públicos, o a situaciones actuales específicas. Además, el usuario que las lee suele compartirlas sin verificar la autenticidad de la información.

Este tipo de contenidos que presentan sucesos ficticios como legítimos, son una verdadera preocupación para medios de información y periodistas que trabajan de manera profesional ya que ataca directamente la credibilidad de su labor. Pero también puede verse que, muchas veces, quienes realizan las publicaciones no citan las fuentes utilizadas, razón elemental para contribuir con su legitimidad.

La efectividad de su reproducción está ligada a la velocidad, potencia y el bajo costo de su elaboración. Su creación persigue objetivos estratégicos tales como interceder en decisiones individuales, generar la aprobación o difamación de una persona pública, entidad o institución, la obtención de beneficios económicos -a través de publicidad- o ventajas políticas.

En esta problemática, el mayor inconveniente se ve reflejado a partir de la aparición de los medios digitales a los que se tienen acceso diariamente, porque allí se encontró el canal ideal para la proliferación de este material, donde muchas veces se valora más la instantaneidad dejando de lado la veracidad de lo que sucede en el mundo actual. 

Es importante saber que estamos expuestos a este modo de engaño y que su alcance, en algunos casos, puede generar consecuencias a gran escala. En las redes sociales, blogs y portales que simulan ser sitios de noticias, entre otros, el anonimato es protagonista, lo cual facilita que este tipo de contenido se replique mucho más.

¿Cómo detectarlas?

Para no caer en la desinformación generada por noticias falsas, los especialistas sugieren:

  • Desconfiar de titulares muy llamativos
  • Observar la URL ya que puede imitar la de sitios web reales
  • Confrontar la información con otras fuentes
  • Verificar la fecha de la publicación
  • Explorar la información del autor
  • Observar la fotografía de la noticia
  • Dudar cuando se vean indicios con fines comerciales que redirigen a otros sitios
  • Diferenciar sitios humorísticos o de entretenimiento de portales de noticias

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